Me ocurrió el otro día.
Era uno más de los trámites que debíamos de hacer para que Ramón pudiese acceder al Programa Interdepartamental de Rentas Mínimas de Inserción (PIRMI). Se trata de una paga social de algo más de 400€ al mes.
Ya habíamos visitado las Oficinas de Trabajo de la Generalitat (el antiguo INEM) conforme certificaran que Ramón no trabajaba. También estuvimos en la Seguridad Social para que nos confirmaran que tampoco percibía pensión alguna. Nos quedaba abrir una cuenta de ahorro para que en ella cada mes le ingresen la ayuda solicitada, una vez se la concedan.
Para ello nos acercamos a una sucursal de la CAIXA. Una de las tantas que están en el Paralelo, cerca del Molino; en concreto la que hace esquina con la calle de la Creu dels Molers.
Nos atendió una señorita.
Apenas nos invitó a sentarnos.
Empecé a hablar:
- “Queremos abrir una cuenta para Ramón, con el fin de que pueda ingresar la PIRMI… “
Apenas tampoco me dejó terminar de hablar.
Pero bien que observó a Ramón, de arriba a bajo, sin perderse detalle:
- “Lo siento, pero para abrir una cuenta, se ha de contratar alguno de los seguros que ofrece la CAIXA.”
¡¿Cóooomo?!…
No podía dar crédito a lo que oía:
- “Pero, señorita, si este señor vive en la calle y va a cobrar una miseria de 400€!”.
- “Aunque sea, ha de contratar el de menor valor, el Seguro Dental, por ejemplo, que sólo cuesta 9,50€ al mes”.
Fue lo único que le pudimos sonsacar en un regateo subrealista.
Y nos fuimos. Cabreados e impotentes.
Luego entramos en una delegación de la Caixa de Cataluña, muy cercana al sitio anterior. Y aquí sí nos atendieron. Descubrimos, entonces, que Ramón era un antiguo cliente de esta Caixa y que tenía abierta una cartilla en otra sucursal de cuando trabajaba por los aledaños de la Sagrada Familia. Sólo tuvieron que activarla.
Era normal que Ramón tuviese alguna cuenta abierta, pues, según los papeles tramitados, Ramón tiene cotizados a la Seguridad Social más de 18 años. Y, según nos dice, tiene otros tantos más de trabajados; aunque estos años, la empresa en donde los trabajó, se los escaqueó a la Seguridad Social y no cuentan, ni contarán para su jubilación ya próxima.
Enrique
EL “CHISTE” me llegó por Internet. Siento no saber su autor y
espero que no se moleste por haberlo utilizado aquí.
Mal que te pese es como cuando vas al gimnasio, si no quieren hacerte "socio" no tiene obligación de tenerte como cliente.
ResponderEliminarEl estado te tendría que facilitar cobrar esa pensión en metálico (tal vez en una ventanilla especial para gente que no quiera tener cuenta bancaria) y si no es así, exigirlo a la Administración.
El resto de la historia intentándote justificar me parece un poco absurdo. Sin acritud.